Vamos, muévete,
arráncame esta venda
y oye mi latir.
Los instantes que permanecen en la recámara de la memoria, están hechos de imágenes y palabras, o sólo de imágenes, o sólo de palabras, y todos rebotan en las paredes creando un baile interminable de vaivenes, zumbidos y flashes.